La situación en Activision está generando una reacción en cadena que ha terminado llegando a Ubisoft. Los empleados de Activision Blizzard escribieron una carta que ya supera los 1000 firmantes y que dirigieron a la directiva de su empresa en busca de respuestas y soluciones.
Y es que el estado de California publicó una investigación que deja un mal lugar a Blizzard. La acusación afirma que hay una cultura tóxica de trabajo en las oficinas de la desarrolladora, así como acoso sexual y machismo que derivaron en el suicidio de una empleada.
Reviven los problemas
Algo parecido sucedió con Ubisoft hace un año, sin embargo, la desarrolladora francesa controló el asunto de puertas para adentro y no reveló las medidas que tomó. La chispa de los empleados de Activision Blizzard encendió la mecha en Ubisoft ya que ahora estos también exigen respuestas.
La primera carta se envió hace dos días y ameritó la respuesta de Yves Guillemot, CEO y fundador de la compañía. Sin embargo, la respuesta no ha dejado contento a nadie ya que los empleados ahora afirman que el correo de Guillemot no responde a ninguna de las preocupaciones más urgentes.
La nueva carta de los empleados plantea exigencias muy relevantes. la primera es dejar de proteger a los abusadores y/o acusados al cambiarlos de departamento. Lo que revela que las medidas de Ubisoft no fueron las mejores hace un año.
La segunda exigencia es una reunión forman con la directiva de Ubisoft para que los empleados sea tomada en cuenta en las decisiones futuras de la compañía. Y la tercera pide una colaboración a través de toda al industria para empezar a poner reglas respecto a la cultura tóxica en las oficinas de trabajo.

A esta hora Guillemot no ha respondido a ninguna de esta peticiones y es poco probable que lo haga. Lo que piden los empleados de Ubisoft es básicamente el inicio de un sindicato de desarrolladores, algo que les vendría muy bien a los empleados y no tan bien a las compañías.
Pueden leer la primera carta, la respuesta de Guillemot y la segunda carta en el hilo del periodista Stephen Totilo.