Otra perla de Electronic Arts, que ha develado esencialmente sus próximas estrategias de cara a los próximos dos años en su reciente conferencia de accionistas.
Ayer se publicó la transcripción pública de la teleconferencia realizada entre la dirigencia de Electronic Arts y las únicas personas a las que están obligados a decir la verdad, sus accionistas.
Cuando correspondió el turno de hablar de Dragon Age, Blake Jorgensen, COO de la compañía declaró que Dragon Age 4 llegará a partir del año fiscal 2022, situándolo en el mes de abril de ese año como mínimo.
Una espera bastante extensa para los fans que aguardan pacientemente por un nuevo juego de esta popular franquicia desde el estreno en 2014 de Dragon Age Inquisition que dejó un final abierto para más aventuras en este increíble universo.
Para EA, Dragon Age ha sido una de sus marcas más exitosas elaboradas por BioWare, mezclando el estilo narrativo del estudio con el poderoso presupuesto de la distribuidora.
BioWare despues de Anthem
Por mucho tiempo, la comunidad estaba convencida de que BioWare, un estudio otrora amado por redefinir los RPG occidentales, estaba bajo las alas de un dragón cuando EA los compró.
El «venderse» a una de las compañías consideradas más despiadadas y malvadas de la industria fue visto con mucho recelo, a pesar de que juegos como Mass Effect y Dragon Age eran éxitos bastante populares en la industria.
La protección de este dragón se terminó cuando, por decisión completamente arbitraria y corporativa, se le ordenó a un estudio sin experiencia previa el realizar un looter shooter que pudiera imitar al exitoso rival Destiny.
Tras un horrible proceso de desarrollo, documentado por Kotaku, Anthem vio la luz y el mundo pudo ver como uno de los juegos más anticipados de BioWare se convirtió en el fracaso más estrepitoso de la compañía hasta la fecha.
Con poco más de dos años de desarrollo, BioWare está con la soga al cuello para producir un éxito con el nuevo Dragon Age y no acabar en la guillotina con la que Electronic Arts acostumbra a liquidar sus estudios filiales cuando no les dan dinero.