Muchos jugadores pasan su día a día haciendo toda clase de disparos épicos en los videojuegos, pero ciertamente muy pocos de ellos superan la satisfacción que genera un bueno tiro en la cabeza de tus enemigos. Por lo que “Headshots” se ha convertido en un concepto no solo popular, sino también un poco perturbador para los jugadores.

Esto de acuerdo con un informe de Kotaku, quienes al toparse con un video realizado por Jacob Geller sobre los headshots en los videojuegos, decidieron profundizar un poco más sobre el tema y estudiar casi en profundidad la historia que llevó el concepto a convertirse en uno de los más populares y épicos en la industria de los videojuegos.

En este sentido, hablamos sobre la esencia de las personas, en este caso aquella desafortunada alma que recibirá el disparo en el videojuego, la cual anteriormente se pensaba –tanto en la ciencia como en la cultura popular—que radicaba en el corazón, algo que podemos ver claramente plasmado en las películas antiguas y esos dramáticos asesinatos con disparos al pecho.

Sin embargo, pasaron los años y la concepción del “yo” o el “nosotros” pasó de situarse en el corazón a desplazarse a la cabeza de la persona o nuestro cerebro, tal como explica Geller mientras cita números y estadísticas sobre distintos títulos, reflexionando sobre cómo el “Headshot” se ha convertido en la representación principal de “muerte por armas de fuego”, no solo en los videojuegos, sino en la cultura popular.

Por esta razón, Kotaku reflexiona en lo que está bien y en lo que está mal en la mente de los jugadores, explicando lo que podría significar que un cuerpo virtual valorice la esencia de un disparo en la cabeza, afirmando que tal perturbador acto de violencia, no conduciría a los jugadores a cometer algún crimen contra las personas.

Sin embargo, es innegable el hecho de que realizar tal acción en la industria de los videojuegos, nos genera una inexplicable emoción a los jugadores y al ver un asesinato real por disparos en la cabeza, nos deja pensar sobre por qué es un punto tan atractivo para aquel que empuña cualquier arma de fuego, ya sea algún agente policial o un delincuente armado.

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